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Merece la pena.

Librohólica.

Me atrevería a decir que a veces casi disfruto más comprando libros (o buscándolos en la biblioteca) que leyéndolos. Y escribo el ’a veces’ y el ’casi’ porque sin ellos no me atrevo a formular una frase como esa. Soy consciente de que roza lo blasfemo.

¿Es grave, doctor?

2 comentarios

Mariajo -

Huy, esas respuestas son fáciles: sí, sí, sí, sí... pero no, no me suele remorder la conciencia, a pesar de todo. A ver, para un vicio que tengo... :-p
Es bonito soñar con una vida así, solamente dedicada a disfrutar con lo que a uno le gusta. ¿Pero no crees que parte de ese placer está en el hecho de que no dure siempre? ¿En echarlo de menos y añorarlo cuando no lo tienes? ¿Que es así el único modo en que se valora?
Un placer verte por aquí, Bafomet. Nos vemos pronto, a ritmo de cafelillos o de cualquier cosa que nos sirva de excusa para charlar un rato sobre literatura.

bafomet -

Veamos el resto de síntomas de su enfermedad...
¿Se le van los ojos detrás de un puesto de libros de ocasión al intentar salir de El Corte Inglés o similar?
¿Ha dicho últimamente frases como \"te espero en la casa del libro mientras tú vas a comprarte la ropa\" ó \"vamos al centro que hoy hay decuento en la librería BETA\"?
¿Se le descuadra el presupuesto mensual a costa de compra compulsiva de libros? ¿Le remuerde la conciencia después de haberlos comprado por saber que sus ocupaciones no le van a permitir leerlos hasta nosecuándo?
Si es así, no se preocupe, la enfermedad no es grave ni tiene graves consecuencias para su avidez lectora. Eso sí, tiene muy difícil cura. El único remedio conocido es beber el agua del río de la vida en el Santo Grial y luego viajar al pais de Nunca Jamás; sólo así se dispondrá de todo el tiempo que precisa para leer todo lo que quiera...... y no tendrá remordimientos por disfrutar comprando