Blogia
Merece la pena.

Mensaje atípico.

Hace un par de días, hablando por el messenger con un amigo que está pasando por una mala etapa, me pidió en un momento dado que por favor no dejara de escribir aquí. No podía ver su rostro, pero en mi mente se me apareció la misma expresión sombría que se le dibujó hace unos meses cuando, jugando al Pictionary en una de nuestras interminables madrugadas, me imploraba en silencio que consiguiera adivinar la palabra "precio" a partir de un dibujo en el que todavía no hemos sido capaces de hallar semejanza alguna con ningún objeto de la realidad.

Por este amigo me he sentado hoy frente al ordenador, aunque no tenga nada especialmente interesante que contar. Porque creo que merece (mucho) la pena darle un coscorrón a la pereza que de vez en cuando me mantiene alejada de aquí para traeros mis dos minutos diarios de complicidad. Porque estoy segura de que de algún modo, él necesita que yo no abandone el própósito con el que empecé esto el primer día. Sería demasiado decir que le brindo unos instantes de felicidad. Yo creo que, simplemente, se trata de un poquito de paz.

Estoy (sigo estando) aquí. Si me necesitas, silba bajito.

2 comentarios

Fanshawe -

(Pfiiiii)

Gracias. Te quiero mucho.

Fanshawe -

Por cierto, aquel objeto era un zangolotino.