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Merece la pena.

Ya no más.

Hoy he soñado que estábamos a finales de diciembre. Mi amigo C. me decía: 'Yo llego a Sevilla el día tal'. Mi amigo A., 'Y yo el día cual'. Yo tenía muchas ganas de verlos a ellos y a todos los demás, pero entonces me daba cuenta de que no había comprado el billete de avión todavía. De que ya era demasiado tarde, demasiado caro.

Entonces me desperté y caí en la cuenta de que eso ya no importaba. De que ya no vivo en Brighton.

He vuelto a dormirme, con una sonrisa.

1 comentario

C. -

Esos sueños...
Hay poquitas sensaciones tan agradables como despertarse, no ya de una pesadilla, sino de un sueño puñetero, y descubrir que esa sólo eso y que podemos seguir hasta las ocho u ocho y media acurrucados entre las sábanas y con una sonrisa en los labios.
A mí se me han ido volando citas que no eran, exámenes que no tenía, obligaciones que pertenecían al pasado...
Es invariable: al sueño puñetero -porque la pesadilla deja exhausto-, le sigue siempre una pequeña sonrisa.