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Merece la pena.

El cambio.

De repente, la vida se me vuelve naranja. El paquete que envío, un jersey por estrenar, la nueva compañía de mi móvil, el autobús que me ha traído a casa, la cubierta del libro que leo, un colgante, la zanahoria que mastico mientras escribo, los calcetines que llevo puestos. Me siento rara y no sé muy bien qué hacer al respecto. Pero me consuela mucho pensar que, después de todo, se trata de un color alegre.

2 comentarios

Mariajo -

Bueno, pues he aquí otro dato curioso en respuesta al tuyo: de pequeña, mi color favorito siempre fue el verde... Ahora no lo tendría tan claro. :-)

Oyros -

Curiosidad. Conoces a una persona. Le dices "a mí me gusta el verde". Ella contesta "a mí el naranja".

Siete años después, a tí te gusta el naranja, a ella el verde y tú ya no tienes sólo camisetas negras.