Ajedrez simultáneo.
Hay un programa en la televisión inglesa llamado "Trick of the mind" ("Truco de la mente") presentado por un tal Derren Brown que mezcla sugestión, adivinación y espectáculo. En casa, para simplificar, lo llamábamos "El hombre de la mente". Independientemente de que me crea o no la mayoría de cosas que hace, hay que reconocer que a veces el hombre tiene ideas realmente excepcionales como la que paso a describir:
En uno de los programas reunió a nueve jugadores de ajedrez de lo mejorcito de distintas partes del mundo, disponiéndose a jugar una partida simultánea con cada uno de ellos. El único detalle curioso fue que los colocó a todos en círculo, separados por mamparas para que no pudieran verse los unos a los otros. Antes de empezar declaró a la cámara: "No tengo ni idea de ajedrez, pero voy a entrar ahí para engañarlos a todos". Y eso es lo que hizo.
Sin que ellos se dieran cuenta, emparejó a cuatro de los jugadores con otros cuatro, de manera que en realidad disputaban las partidas entre ellos mismos. Para que me entendáis: memorizaba el movimiento de la mesa 1, lo reproducía en la 5, y volvía con la 'respuesta' de la 5 a la 1 otra vez. Lo mismo con el 2 y el 6, el 3 y el 7 y el 4 y el 8. ¿El resultado? El mismo número de victorias (3), derrotas (3) y tablas (2) en ocho de las nueve partidas. Era muy divertido, porque al final cada uno de los jugadores declaraba complacido (y bastante perplejo) haberse enfrentado a un "gran maestro", lo cual era la pura verdad, ¿no?
El truco que empleó para ganar la novena y última partida (y declararse así vencedor general del 'torneo') no lo reveló, pero a mí me bastó con lo primero. Un 'hurra' por el señor Marrón.
En uno de los programas reunió a nueve jugadores de ajedrez de lo mejorcito de distintas partes del mundo, disponiéndose a jugar una partida simultánea con cada uno de ellos. El único detalle curioso fue que los colocó a todos en círculo, separados por mamparas para que no pudieran verse los unos a los otros. Antes de empezar declaró a la cámara: "No tengo ni idea de ajedrez, pero voy a entrar ahí para engañarlos a todos". Y eso es lo que hizo.
Sin que ellos se dieran cuenta, emparejó a cuatro de los jugadores con otros cuatro, de manera que en realidad disputaban las partidas entre ellos mismos. Para que me entendáis: memorizaba el movimiento de la mesa 1, lo reproducía en la 5, y volvía con la 'respuesta' de la 5 a la 1 otra vez. Lo mismo con el 2 y el 6, el 3 y el 7 y el 4 y el 8. ¿El resultado? El mismo número de victorias (3), derrotas (3) y tablas (2) en ocho de las nueve partidas. Era muy divertido, porque al final cada uno de los jugadores declaraba complacido (y bastante perplejo) haberse enfrentado a un "gran maestro", lo cual era la pura verdad, ¿no?
El truco que empleó para ganar la novena y última partida (y declararse así vencedor general del 'torneo') no lo reveló, pero a mí me bastó con lo primero. Un 'hurra' por el señor Marrón.
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C.V.G. -